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8.12.1. Una ambiciosa propuesta ambiental que se frustra
La protección del Parque Nacional Yasuní y su riqueza que incluye su única biodiversidad y casi 900 millones de barriles de petróleo, superó al interés nacional y esta por concretarse en un compromiso mundial.
Seguro que el Ecuador requiere una compensación (posiblemente del 50%) de apoyo a la infraestructura que mejore la calidad de vida de los ecuatorianos -fuentes no contaminantes de energía, mantenimiento de bosques y otros proyectos- y ése es el mérito de la propuesta generada desde los sectores sociales.
Los pormenores del Yasuni que llegó a frustrase, los resume León Roldós (El Comercio 20 enero 2010), así:
Lo imaginativo de la iniciativa hacía pensar que se alcanzaría lo que podía parecer imposible. Mientras los certificados por carbono autorizados en Kioto fueron establecidos para castigar a los que se habían excedidos en emanaciones contaminantes y gratificar a los que las disminuían, la propuesta ecuatoriana fue que se compense la no emanación de contaminantes, preservando el ambiente. Esto habría sido lo más significativo de Copenhague, diciembre del 2009.
En su momento, Acosta, Falconí y otros impulsaron la propuesta. No hubo ecuatoriano que disienta de la iniciativa Yasuní.
Correa, por ser efe de Estado, asumió el encargo de liderar la demanda internacional y se produjo lo impensable.
Cuando sólo faltaba formalizar el instrumento de fideicomiso que amarraría a los cooperadores internacionales - bajo la gestión y veeduría de un Comité del Fideicomiso, que a todos, a los ecuatorianos y a los aportantes financieros, den seguridad del correcto uso del dinero, vino lo peor, Correa prohibió firmar el instrumento.
Luego agravió en palabras a los comprometidos a aportar “métanse los centavitos por las orejas”, y sumó la amenaza de que aun cuando se deprede la reserva natural y humana extraerá el petróleo del área protegida del Yasuní, si los aportantes financieros pretenden estar en el Comité del Fideicomiso.
8.12.2. Sólo Correa manejaría la chequera
En otras palabras, destaca Roldós, como en la publicidad del lotto, el mensaje de Correa parece ser “ yo solito manejo la chequera y si no me lo aceptan depredo la reserva del Yasuní y extraigo los 846 millones de barriles de petróleo”.
No sólo creo en el temor de Acosta y Falconí acerca de que hayan intereses para explotar 846 millones de barriles de petróleo a cualquier costo social y humano, sino que estoy seguro que atrás de lo dicho por Correa están los que manejan la contratación pública que en el gobierno de Correa han multiplicado los sobreprecios y los fraudes contractuales y sienten que los perderán si ellos no deciden los contratos. Los ejemplos son numerosos.
Los honestos ningún temor deben tener a los fideicomisos que aseguren la rectitud de todos los procedimientos. Correa en cambio los rechaza.
8.12.3. Pensándolo bien y sin caridad se retoma el proyecto
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reiteró hoy (Expreso, 23 enero 2010) que con la iniciativa Yasuní-ITT para mantener el petróleo en tierra no pide "caridad", y recalcó que el Ecuador es la que más aporta en el proceso ambiental.
Correa subrayó que se retomará "con fuerza" el proyecto ambientalista que pretende dejar sin explotar el petróleo de los campos Ishpingo-Tambococha-Tiputini, que están en la zona del Yasuní, una reserva de alta biodiversidad.
Ecuador calcula que la explotación de esos campos podría significar ingresos por unos 7.000 millones de dólares, pero ha ofrecido mantener el petróleo en tierra si la comunidad internacional contribuye con al menos la mitad de esa cifra.
En caso de concretarse la iniciativa, ese dinero se aglutinará en un fideicomiso que aún está en proceso de constitución.
Precisamente la negociación para la constitución de ese fideicomiso afectó hace 15 días la iniciativa, pues Correa aseguró que se trataba de imponer condiciones "vergonzosas".
Las críticas del gobernante derivaron en la renuncia del comité gubernamental creado para impulsar la iniciativa, así como la del entonces canciller Fánder Falconí.
Correa explicó que el error de la negociación está en los términos de referencia del fideicomiso presentado por el equipo negociador, en el que se califica de "donantes" a quienes entreguen el dinero cuando, a su criterio, son "contribuyentes".
"Somos nosotros los que tenemos que poner condiciones, no recibir condiciones. Esa plata (dinero) es nuestra y debió ingresar directamente al presupuesto del Estado", dijo.
Indicó que no tiene problema con que la compensación sea administrada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), pero sí exige que Ecuador tenga mayoría en el directorio.
"Que seamos nosotros quienes programemos los proyectos y los pagos, pero no es que nos van a dar caridad", subrayó.
El proyecto ITT prevé evitar la producción de 410 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) por la no explotación del petróleo y por lo cual Ecuador pide a la comunidad internacional una compensación económica.
La ministra coordinadora de Patrimonio Natural y Cultural, Fernanda Espinosa, quien lidera desde esta semana la iniciativa, anunció ayer que el secretario general de la Comunidad Andina (CAN), el ecuatoriano Freddy Ehlers, formará parte del equipo negociador del proyecto.
8.12.4. Relanzamiento del proyecto
Germánico Pinto (Ministro de Energia), René Ramírez (Secretario General de Senplades) y María Fernanda Espinosa (Ministra de Patrimonio), presentaron ayer (22 de enero del 2010) la estrategia para impulsar el proyecto ITT, reafirmando con ello, la voluntad política de dejar 860 millones de barriles de crudo bajo tierra.
La ministra María Fernanda Espinosa, en su calidad de nueva coordinadora de la Iniciativa Yasuní ITT, anunció ayer la estrategia con la que se negociará el proyecto.
Habrá tres equipos o cuerpos para alcanzar los objetivos trazados. El primero es el Comité Técnico, que se encargará de hacer la propuesta más viable y eficiente. El segundo cuerpo es el Comité Político que acompañará todo el proceso. El tercer equipo será el Comité Negociador, que articulará los anteriores cuerpos y se encargará de concretar los acuerdos con los países aportantes.
Todos los equipos participarán en la negociación con el PNUD sobre el mecanismo financiero, incluidos los términos del fideicomiso.
Queda claro que el poder de decisión sobre el mecanismo financiero estará a cargo del Gobierno Nacional, que tendrá tres representantes en el consejo directivo. Este ente contará, además, con dos representantes de los aportantes y un delegado de la sociedad civil que será deliberante.
8.12.5. Marcha hacia una economía pospetrolera
René Ramírez, secretario de Senplades, destacó que el proyecto ITT marca la búsqueda de una economía pospetrolera, como opción productiva. “Esto implica ir hacia una economía de servicios”, pues en el último Plan Nacional del Buen Vivir, se busca construir “una biópolis ecoturística y comunitaria, que será la nueva forma de generación de riqueza para el país”, explicó.
Según Ramírez, en este plan se contempla una inversión más fuerte en ciencia y tecnología, que se sustente en el paradigma del bioconocimiento, tomando en cuenta que menos del 1% de lo que tenemos como biodiversidad sabemos que existe. Precisó que la Iniciativa ITT “es el proyecto más importante del Gobierno”, ya que convertirá al Ecuador en una potencia mundial ambiental, porque impulsa proyectos que aún no existen en ningún lugar del mundo.
8.12.6. Incongruencia y conflictividad gubernamental
El caso Yasuní provocó un profundo resquebrajamiento en el régimen de Correa, a propósito de los exabruptos presidenciales referidos a la conducta de su equipo en las negociaciones para dejar el crudo bajo tierra
Julio Echeverría destaca la división (El Comercio 24 enero 2010) así: El Presidente acusa ser engañado por la agenda oculta de su propio canciller, que dejó infiltrar las perversas intenciones de los “ecologistas infantiles”. Los miembros del equipo de negociaciones, en cambio, denuncian el débil compromiso presidencial con una propuesta que se convirtió en emblemática del país y que bien podía contribuir a diseñar soluciones novedosas para la problemática ambiental global.
Estas mutuas acusaciones ocultan un problema de fondo: la existencia de una amalgama de posiciones no suficientemente trabajadas en términos programáticos, contradicción que ya aparece en el diseño de la Constitución elaborada en Montecristi, la cual es reivindicada por Alianza País como su programa político.
Por un lado, la ampliación de derechos que solo pueden ser satisfechos por la intervención dadivosa del Estado que requiere de altos índices de crecimiento de la economía, y que, en las condiciones del modelo económico de la revolución ciudadana, solo puede darse gracias a la sobreexplotación de la renta de la naturaleza. Y por otro, el principio del sumak kausai que en cambio plantea al decrecimiento económico como su orientación fundamental. Esta contradicción se expresa ahora como conflicto al interior del partido de gobierno.
En el un caso, el desarrollo es visto como crecimiento económico en el corto plazo, y los impactos ambientales como un daño colateral no deseado pero justificable frente a la necesidad de mejorar las condiciones de vida de la población, generar más servicios sociales y reducir la pobreza. En el otro, el enfoque de los “ecologistas infantiles” (Acosta y Falconí como figuras visibles) el desarrollo no necesariamente equivale a crecimiento, sino que se expresa en bienestar humano y sustentabilidad social y ambiental. A pesar de las diferencias sustanciales, ambas líneas se mantienen y se necesitan porque ambas reivindican el rol central del Estado en la construcción del modelo.
La pugna no es explicable en el campo de la moralidad pública, como conflicto o deslealtad de amigos o de compadres; refleja una contradicción política de fondo que no fue suficientemente elaborada y trabajada porque la intención al construir Alianza País no fue la de configurar un programa de gobierno, sino simplemente la de acumular adhesiones para una contienda electoral.
8.12.7. Rebelión ambientalista
El Gobierno de Correa podría verse enfrentado a un posible desafiante frente de asambleístas de su tendencia.
Walter Spurrier (El Universo, 24 enero 2010) destaca que, Alianza PAIS tiene vocación ecologista. La Constitución está dedicada a la Pacha Mama. El Plan del Sumak Kawsay y los derechos de la naturaleza proponen el gradual desmantelamiento de la agricultura y acuacultura de exportación, y su reemplazo por el turismo ecológico y cultural exótico.
Ambientalistas y Gobierno incialmente coincidieron en poner la temática ambiental en primer plano. Ecuador propuso al mundo abstenerse de explotar la zona petrolera ITT y preservar la riqueza natural de parte del Yasuní.
Mas, al paso del tiempo, las posiciones de ambientalistas y Gobierno han venido chocando.
Para el Presidente, la no explotación del ITT es un sacrificio. Cabe que los países ricos, los que causan el problema de calentamiento de la Tierra y que destruyeron su diversidad en el proceso de desarrollarse, cubran la cuenta, monetariamente, al menos parcialmente.
El Presidente planteó que los países ricos constituyan un fondo del que se pueda girar al menos 350 millones de dólares anuales, valor equivalente a la mitad de lo que generaría la explotación del ITT. El dinero iría a engrosar las arcas fiscales y serían manejados por el Ejecutivo.
De otra parte, un estudio sobre la Refinería del Pacífico, demanda que se incluya la explotación del ITT para suministrar el crudo, dado que sólo así la Refinería se tornaría atractiva.
El interés del Gobierno por la Refinería le hace ser sensible a la explotación del ITT y a ceder a las presiones de las petroleras. De prevalecer esta tendencia, el Gobierno podría encontrarse con una rebelión de los ambientalistas de Alianza PAIS.
8.12.8. Iniciativa acaban de matarla
Roque Sevilla, ahora ex - presidente de la Comisión para negociar el Yasuni-ITT, destaca (El Comercio, 25 enero 2010) que, para nadie era secreto que el Gobierno tenía dos agendas respecto al petróleo del ITT. La una, extraer el crudo pesado y abastecer un tercio de la capacidad de la Refinería del Pacífico. Y la otra, dejar el crudo bajo tierra y buscar en el mundo desarrollado una compensación equivalente al valor del petróleo no explotado.
Sevilla señala que, a los ingenuos ecologistas infantiles nos habían asegurado que el objetivo prioritario era no extraer el petróleo y con ello garantizar la supervivencia de los dos últimos pueblos en aislamiento voluntario del Ecuador y evitar un daño irreparable a la mayor biodiversidad del mundo.
La comisión recibió el aplauso y los mayores elogios cuando propuso que con esos ingresos se financie lo que el propio Gobierno había establecido en su Plan Nacional de Desarrollo: la protección de los Parques Nacionales, la contribución para el manejo sustentable de los bosques tropicales en manos de las comunidades indígenas y afroecuatorianas, el cambio de la matriz energética para producir con energías renovables suficiente electricidad y no vivir de apagón en apagón, reforestar el país, proteger las cuencas hidrográficas y contribuir con educación, capacitación, salud y aportes económicos actividades sustentables para los sectores rurales mas pobres del país.
Sevilla anota que, “la comisión de ecologistas infantiles se planteó recorrer el mundo proponiendo imposibles. Cuando regresen, agotados y fracasados, anunciamos que esta maravillosa iniciativa no ha tenido acogida en el mundo desarrollado por su visión egoísta y abusiva. Conste que el Ecuador estuvo dispuesto al sacrificio, pero no encontró la menor solidaridad entre los países ricos”.
Dadas estas tristes circunstancias, y con mucha pena, al país no le queda más que explotar el maldito y pesado petróleo.
¡Pero, gran sorpresa, la comisión infantil tuvo éxito!
En seis meses negoció aportes posibles y probables por 1.7 mil millones de dólares, o sea el 50% del objetivo mínimo. Quedaban todavía 12 meses para concretar el resto. Este logro no estaba en el plan estratégico petrolero del Gobierno. Por lo que, había que desmontar el éxito.
Entonces, se fijó como propicio un tradicional enlace sabatino, para anunciar la reducción del plazo a la mitad, denunciar los atentados contra la soberanía y hacer la recomendación de que los aportantes se “metan los centavitos por las orejas”.
Así, a la iniciativa lograron matarla, concluye Sevilla..
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