
Nicolás Parducci (Universo, 1 julio 2009), en el contexto de su serie “Nuevas Empresas Públicas”, en base a críticas y aportes de algunas personas que dieron su opinión sobre dichos artículos periodísticos, a propósito de la promoción de varias empresas que viene de impulsar el Gobierno, concluye entre otros considerandos que “Hay que eliminar todas las empresas públicas y acabar con este jueguito de corrupción del Estado empresario, fuente de todos los negociados”.
Parducci señala que:
1) La conformación del Directorio de las empresas públicas constituiría un retorno al centralismo, al estar conformado por el Ministro del ramo correspondiente o un alterno permanente, designado por aquél.
2) No debe existir discrecionalidad de criterios empresariales, económicos, sociales y ambientales en la toma de decisiones, ni en las normas y reglas de juego para conformar directorios, al tiempo que parecen prácticamente inexistentes los organismos de control.
3) Hay mucha facilidad para que el Gerente General tome decisiones de endeudamiento de la empresa que administra, sin ningún tipo de control.
4) Las normativas de índole laboral son totalmente especiales. En ellas se crean privilegios al sector patronal en desmedro de los derechos laborales.
5) Se prevé tan amplia capacidad asociativa que permitiría a las empresas públicas asociaciones o alianzas estratégicas sin que se haya previsto ningún tipo de procedimiento para acordarlas, ni mecanismos de rendición de cuentas.
6) Desde la experiencia, ha ocurrido que en este tipo de empresas se nombra a personas no técnicas para cargos de administración y de control, lo que les ha permitido operar con pérdidas y con serios perjuicios para el fisco. En el proyecto no se ha previsto cómo evitar este grave problema, ni correctivos, si se presentan.
7) La transformación de las empresas públicas, para que sean exitosas, no reside tanto en la “forma” que deban adoptar sino en fórmulas que ayuden a desterrar la corrupción y estas no aparecen.
8) La ley propuesta no debería ser orgánica y habría que establecer claramente el control de la Contraloría General del Estado.
9) Los gerentes generales de las empresas públicas no deberían estar sometidos al régimen del mandato civil, porque eso contraría los principios del Derecho Público.
Fundamentos para entrar en la Economía de Mercado
Viéndonos obligados a dejar de lado la formación de nuevas, ineficientes y corruptas empresas estatales, como máxima expresión del estatismo y por lo que puja el Presidente Correa, hay fundamentos más bien para promover y trabajar por la instauración de la economía de mercado.
Según Wikipedia, tenemos lo siguiente:
Por economía de mercado se entiende la organización explícita y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge básicamente del juego entre la oferta y la demanda y una determinada participación del Estado que puede intervenir para garantizar el acceso de bienes, imponer precios en determinados productos considerados de primera necesidad, imponer tasas y tributos. También se utiliza para designar al país y sobre todo al conjunto de los países que la adoptan, habitualmente en plural: economías de mercado.
Aunque desde la perspectiva occidental hay una tendencia a identificar los términos economía de mercado, Libre mercado y Capitalismo es conveniente hacer algunas puntualizaciones.
Así, una economía de mercado no necesariamente va asociada a un libre mercado ya que el Estado puede intervenir tanto para regular precios básicos como orientar la producción y por tanto el consumo.
El libre mercado, desde el punto de vista liberal supone la absoluta libertad de oferta y la demanda tolerando la única intervención estatal para garantizar mercados abiertos y ausencia de monopolios.
Tampoco la Economía de mercado tiene por que ir asociada necesariamente al capitalismo, entendido éste como un sistema de acumulación de capital en un sistema productivo. Históricamente la creación de economías de mercado en el mundo solamente ha ido asociada al capitalismo a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa y más concretamente en Gran Bretaña y Estados Unidos. En el siglo XVIII la mayor economía de mercado -no capitalista- se encontraba en China.
En una economía de mercado, productores y consumidores pueden interactuar en el mercado. Se supone que ambos tipos de agentes económicos asumen el precio de los bienes como un dato dado y, a partir de allí, toman sus decisiones de producción y consumo, maximizando la ganancia en el caso de los ofertantes y maximizando la función de utilidad (satisfacción) en el caso de los consumidores.
La participación de ellos, ofreciendo y demandando cantidades de bienes y servicios, a su vez altera las condiciones del mercado afectando la evolución de los precios. Este proceso ha sido denominado por Adam Smith, como la “mano invisible”.
Desde el liberalismo económico, la economía de mercado es un orden económico en el que todos los procesos económicos, es decir producción, distribución y consumo; así como los precios y las condiciones de intercambio, se determinan exclusivamente a través de la oferta y la demanda. Así, una verdadera economía de mercado que funciona como un libre mercado es definida como el sistema más eficiente y justo de suministro y distribución de bienes, al basarse en la mutualidad y la igualdad.
En este orden económico, en el que las inversiones tienen un crucial rol para financiar la generación de nuevas y competitivas producciones, se encuentran todos los países industrializados. En la otra orilla, del estatismo (socialismo) están los países más atrasados y corruptos del planeta
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