
14.11.1. Entendiendo el populismo
El populismo (del latín populus "pueblo"), considerado por Wikipedia, es un término político usado para designar corrientes heterogéneas pero caracterizadas por su aversión discursiva o real a las élites económicas e intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e ideológicas), su denuncia de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y su constante apelación al "pueblo" como fuente del poder.
La aparición del populismo como fenómeno social se liga a procesos de rápida modernización o cambio como una postura crítica ante los distintos grados de desarrollo que estos procesos pueden generar en las diversas clases o regiones de un país y en consecuencia una desigualdad en varios ámbitos de la sociedad. El término populismo se ha usado en política con dos acepciones diferentes; una de ellas tiene un significado positivo, pero principalmente se usa aquella con una connotación peyorativa.
En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el populismo está referido a la medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes.
Se aclara dos acepciones:
1) El populismo en sentido positivo, lo que define es un sistema en el que el poder recaiga más en el pueblo que en sí mismo, no en que los políticos profesionales gobiernen para la mayor comodidad del pueblo. Son dos cosas distintas, no es lo mismo que los ciudadanos puedan tener más poder y menos las élites de tal manera que puedan darse cosas a sí mismos, a que sea el gobierno el que tenga el poder y ese gobierno favorezca medidas que les puedan venir bien a los ciudadanos, quienes luego recompensen con el voto. En sentido general, socialistas y comunistas han utilizado el término "populista" para definir a los gobiernos que, aún favoreciendo a los "sectores populares" (principalmente a la clase obrera), no pretenden terminar con el sistema capitalista.
Desde un punto de vista opuesto, los sectores conservadores han utilizado el término "populista" para definir a los gobiernos que están poco dispuestos a dejarse influir por los grandes grupos económicos y buscan atenerse estrictamente a las reglas de juego democráticas.
2) De otra parte, el populismo con una significación peyorativa, que es la principalmente usada, que es la que mayormente ha prevalecido en las últimas décadas, es el uso de "medidas de gobierno populares", destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si ésta posee derecho a voto, aún a costa de tomar medidas contrarias al Estado democrático y el desarrollo de largo plazo. Sin embargo, a pesar de las características anti-institucionales o antidemocráticas que pueda tener, su objetivo primordial no es transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas (en muchos casos al contrario los movimientos populistas planean evitarlo) sino el preservar el poder y la hegemonía política a través de la popularidad y la movilización entre las masas.
14.11.2. Aplicaciones políticas en Sudamérica
Sobre esta temática, Pablo Lucio Paredes (El Universo 23 enero 2010) destaca lo siguiente:
Hace veinte años la experiencia de Chile bajo Allende y Alan García en Perú, inspiró a los profesores Dornbusch y Edwards a escribir un artículo afamado “La Macroeconomía del Populismo”, mostrando cómo estas visiones terminan generando enormes crisis macroeconómicas, que sólo se difieren temporalmente cuando hay golpes de suerte como una subida inesperada del precio de las materias primas.
Hoy podrían aplicar estos preceptos a la Argentina en los últimos 15 años y de manera casi literal a la actual Venezuela. Y para su reflexión en el caso ecuatoriano, en donde se aplica el populismo, Lucio Paredes hace un resumen de los elementos básicos de la experiencia, así:
a) Condiciones iniciales. El país ha experimentado un crecimiento lento, estancamiento o franca depresión a resultas de esfuerzos de estabilización anteriores… la grave desigualdad económica aporta un atractivo económico y político para un programa económico radicalmente diferente. La estabilización recesiva habrá mejorado el presupuesto y la balanza de pagos lo suficiente para tener el margen necesario para un programa expansivo.
b) Ausencia de restricciones. Los gobernantes rechazan explícitamente el modelo conservador. Se piensa que la capacidad ociosa proporciona el margen necesario para la expansión. Las reservas existentes y la capacidad para racionar divisas establecen margen para la expansión sin el riesgo de tener restricciones externas. Los riesgos del financiamiento deficitario destacados en el pensamiento tradicional se hacen aparecer como exagerados o infundados. La expansión no es inflacionaria porque la capacidad ociosa y los costos decrecientes en el largo plazo contienen las presiones de costos, y hay espacio para reducir márgenes de utilidades mediante controles de precios.
c) La prescripción de política. Los programas populistas hacen hincapié en tres elementos: la reactivación, la redistribución del ingreso y la reestructuración de la economía. El tema común es la reactivación con redistribución. La política recomendada es una redistribución del ingreso, de ordinario mediante grandes incrementos del salario real… Debe reestructurarse la economía para ahorrar divisas y soportar mayores niveles de salarios reales y de crecimiento.
…Y las fases de la macroeconomía populista son:
Fase I. Los gobernantes ven confirmados su diagnóstico y prescripción: el crecimiento del producto, los salarios reales y el empleo son elevados… los controles aseguran que la inflación no sea un problema y las importaciones alivian las escaseces.
Fase II. La economía se topa con ciertos estrangulamientos… la realineación de los precios y la devaluación, la protección se hace necesaria… el déficit presupuestario empeora enormemente a resultas de subsidios generalizados a los bienes de asalariados y las divisas.
Fase III. Escasez generalizada, la aceleración de la inflación y una obvia brecha cambiaria conducen a la fuga de capitales y desmonetización de la economía. El déficit presupuestario se deteriora drásticamente a causa de la disminución de recaudaciones y de los costos crecientes de subsidios… lo extremo de las declinaciones del salario real se debe a un hecho sencillo: los capitales pueden atravesar las fronteras pero los trabajadores no. Los salarios reales bajan y la política se torna inestable.
Fase IV. La estabilización ortodoxa se impone aplicar nuevamente.
14.11.3. La estabilización ortodoxa que se aplicaría
Tras el colapso de las economías centralmente planificadas en los países del Este de Europa, como escenarios de una mejor ilustración y comprensión de la problemática, y que sirve de referencia al Ecuador, el proceso de transición ha perseguido implantar un sistema capitalista donde la propiedad privada y el mercado constituirían las instituciones fundamentales del proceso económico.
En general, el modelo de transición desarrollado se ha basado en un enfoque ortodoxo.
En el contexto de rechazo al anterior sistema social, político y económico, la opción elegida por los responsables del diseño de las reformas económicas en Europa del Este, ha sido imitar las economías capitalistas occidentales. Y, en general en las economías europeas, el modelo de transición escogido ha sido el ortodoxo. Según este enfoque, el modelo a imitar se sustenta en los manuales occidentales de economía que las propias economías occidentales reales.
Se jerarquiza la concepción de la economía de mercado, según el pensamiento neoliberal, en el que se presenta un sistema autorregulado que tiende a permanecer en equilibrio, donde el precio recoge toda la información relevante para la asignación eficiente de los recursos.
El precio se determina como consecuencia del encuentro entre la oferta y la demanda, que son la manifestación de la interacción entre individuos libres e iguales guiados por el principio de la racionalidad económica. De acuerdo con este universo, la política económica del neoliberalismo consistiría en garantizar el funcionamiento del libre mercado, la propiedad privada y la estabilidad monetaria.
De otra parte, el enfoque ortodoxo postula la separación entre la economía y la política. Friedman, considera la Economía Positiva, separada de la Economía Normativa, "independiente de cualquier posición ética o cualesquiera juicios normativos", es decir, "es o puede ser una ciencia objetiva precisamente en el mismo sentido que cualquiera de las ciencias físicas" (M. Friedman, 1967, “La metodología de la economía positiva” en Ensayos sobre economía positiva, Madrid, p.10).
Las exigencias de la eficiencia económica se imponen sobre la realidad sociopolítica (valores, fines, necesidades). Los “expertos”, desplazan las decisiones políticas y las reflexiones sobre los fines mismos de la política. Se trata de mantener las decisiones económicas al margen de la implicación de la sociedad en su discusión y evitar, así, la pérdida de eficiencia económica de la política económica que supondría la interposición de intereses inapropiados y de un conocimiento incorrecto. El papel de los agentes sociales se reduce al de agentes pasivos que responden al conjunto de incentivos que diseñan los expertos desde arriba.
Por último, frente al estancamiento que padecen muchas economías, como la ecuatoriana, se impone la necesidad de rediseñar un nuevo sistema económico de forma inmediata, introduciendo un enfoque ortodoxo, que de espacio a nuevas estructuras formales que provoquen la transformación de la realidad en el sentido deseado, esto es, que estimulen la multiplicación de las inversiones privadas, la productividad, la competitividad, la oferta de producción exportable,... De paso, esto resuelve el problema de la generación de empleo, producción, ingresos y del mejoramiento de las condiciones de vida.
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