
La propiedad no es solo la posesión de un bien si no que incluye el derecho a utilizarlo y transferirlo libremente. Así, el concepto del comercio más allá del intercambio de bienes y servicios es el intercambio de derechos de propiedad.
El respeto a estos derechos se convierte en uno de los pilares fundamentales para el desarrollo económico de una nación. Esta relación se valida tomando como referencia el Índice de Derechos de Propiedad (Diario Hoy, 27 sept 2009) donde se puede confirmar que aquellos países donde existe respeto a la propiedad privada disfrutan de un PIB por persona 10 veces mayor que aquellos que no tienen una debida protección legal. El ranking 2009 es encabezado por tercer año consecutivo por Finlandia. El Ecuador se encuentra en la ubicación 93 de un total de 115 países, y en el puesto 15 de Latinoamérica.
En nuestro país se ha fraccionado el concepto de propiedad como derecho fundamental de todos los individuos y su relación con la libertad económica. Los gobiernos populistas y demagógicos se han encargado de convencer a las mayorías de que la defensa de la propiedad privada es el discurso de los grandes empresarios para preservar sus riquezas y han alejado al ciudadano humilde de su derecho a conservar los frutos de su trabajo y esfuerzo, incentivándolo a apoyar una excesiva intervención estatal en diversas actividades económicas y políticas.
Lejos de contribuir a mejorar la situación del país, el Gobierno actual ha enviado señales negativas hacia el exterior de que se condicionará el respeto a la propiedad a los intereses del buró político de turno. Es que aunque aparentemente la nueva Constitución reconozca y garantice el derecho a la propiedad privada, esta se ve condicionada a coexistir con otras formas ambiguas de propiedad y a cumplir con una función social y ambiental que generan incertidumbre ya que pueden ser sujeta a varias interpretaciones e intervenciones. Más, cuando jerarquiza la propiedad estatal y la comunitaria por sobre la privada.
El respeto a la propiedad privada debe estar presente en la mente de cada ciudadano de un país, su impacto directo en el desarrollo económico debe ser perfectamente entendible y las condiciones para garantizar la protección a la propiedad y la libertad económica deben estar claramente estipuladas en la Constitución. Es que la propiedad privada es, utilizando las sabias palabras del pensador Friedrich Hayek, "la garantía más importante de la libertad".
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