sábado, 23 de enero de 2010

7.1. Negligencia e ineptitud con el manejo electrico


El titular del Ministerio de Electricidad y Energía Renovable declaró en el mes de agosto pasado, que el país estaba preparado para enfrentar el estiaje (sequía). Mas, nada de haber estado preparados. Pues sólo han estado confiados en que lloverá para mantener lleno el embalse de Paute.
Hace décadas que se sabe muy bien que en temporada de sequía (octubre-marzo) disminuye el nivel del agua en la central hidroeléctrica de Paute. Tanto se sabe que eso es así, que existe un parque térmico de 12 plantas para suplir al sistema hidráulico en situaciones de emergencia. De manera que, si la certeza indicaba que el estiaje haría su usual aparición, lo prudente era tener listo el parque térmico.
Adicionalmente, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) reportó a inicios de octubre que no iba a ser posible contar con el auxilio del parque térmico, ya porque se encontraba en mantenimiento, ya porque se requería accesorios de repuesto, ya por que se carecía de combustible o de fondos para cubrir facturas pendientes. Hubo pues al menos un mes de anticipación a la potencial amenaza. Y nada se hizo.

Las soluciones (Editorial El Comercio 11 nov. 2009) estuvieron planificadas con antelación, pero no se las puso en marcha. El Plan Maestro de Electrificación para el periodo 2007-2016, elaborado por el gobierno del presidente Rafael Correa, recomienda la instalación de 300 MW de generación térmica para implementarse en el período 2007-2009 con el fin de “minimizar el riesgo de desabastecimiento y evitar el impacto negativo en los precios de la energía”. La inversión alcanzaba, según el Conelec, USD 178 millones. El Gobierno no implementó las recomendaciones del Plan Maestro pese a la bonanza económica.

De otra parte, Expreso (11nov. 2009) destaca que “a nivel nacional existen 12 termoeléctricas generadoras, 20 distribuidoras y 17 autoproductoras que representan el 60% de la demanda de energía. Sin embargo, el parque termoeléctrico generador atraviesa una indisponibilidad de 425 megavatios para el Ecuador, pues existen al menos 12 centrales paralizadas.
La mayoría de ellas están en Guayaquil y son: las barcazas de Uliseas deberían proveer 45 megavatios (Mw); Intervisa Trade, unos 102; Termoguayas, 50; la Unidad de Generación Eléctrica de Guayaquil, 80 Mw; y además de otras generadoras, a nivel nacional, debería abastecer de energía con 170 Mw.
Si se hubiesen previsto estos inconvenientes las termoeléctricas habrían cumplido con su objetivo de mantener un equilibrio en épocas de estiaje", dijo José Pillegi, experto eléctrico. Asimismo, asegura que si las termoeléctricas estuviesen trabajando de manera normal, el país podría suplir lo que se dejó de comprar a Colombia”.

Emilio Palacio (El Universo 12 nov 2009) destaca que “la planta Aníbal Santos de Guayaquil se dañó el 24 de julio del 2008. Los técnicos informaron en su momento que la reparación costaría 500.000 dólares y que el monto lo cubriría el seguro. Solo había que levantar el teléfono y hacer un par de llamadas. Pero los ineptos no movieron un dedo.
Para cubrir el déficit que dejó la planta Aníbal Santos, hubo que comprar energía en el mercado libre durante más de un año. Solo hasta el 15 de abril eso sumó 55 millones de dólares en pérdidas. Alguien ganó mucho dinero con esa operación.
En octubre, hace menos de un mes, cuando las aguas de Paute bajaron, alguien consiguió que repararan la planta Aníbal Santos. Pero el fin de semana pasado se volvió a parar… por falta de combustible….”.

Walter Spurrier señala (El Comercio 18 noviembre 2009) que el Gobierno se ha sumergido en un sueño, el cual incluía que bajo el presidente Correa no habría estiaje de régimen amazónico. El Gobierno no renovó contrato con las barcazas que ganan por estar disponibles, así como por generar, lo que normalmente es por pocas semanas. Dentro del gran gasto público no se asignaron fondos, se requería no más de USD 100 millones, para la recupera-ción de equipos térmicos dañados con capacidad de generación de 500 MW. De allí que Spurrier aprecia bien que el Gobierno mantenga vivo su sueño hidroeléctrico, pero al mismo tiempo, demanda que haga como los vilipendiados gobiernos antecesores que a su tiempo si supieron prevenir los estiajes y que con unidades térmicas nos evitaron un racionamiento eléctrico tan riguroso que parecemos Cuba.
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