domingo, 17 de enero de 2010

3.9. Gobierno retorna a patear la inversión


El Gobierno y la Asamblea Nacional están no sólo para normar y controlar a la inversión, sino, satanizarla y de ser el caso perseguirla como si fuera contraria a los intereses del Estado.
Los gobiernos de turno, especialmente el actual, no entienden que uno de los ejes fundamentales del desarrollo de un país es la inversión nacional y extranjera.
La inversión consiste en la acción de poner capital para la ejecución de alguna obra, para la instalación de alguna empresa, la realización de algún negocio, y producción de bienes para ofrecerlos a los mercados.
En el pasado, hubo conceptos ideológicos contrarios a economías globalizantes que nos llevaron a limitar o impedir la inversión extranjera no solamente mediante la adopción de políticas gubernamentales, sino dictando normas nacionales y multinacionales de control a dicha inversión, bajo la equivocada creencia de que así se fomentaría la inversión nacional y el desarrollo de la soberanía de nuestros pueblos.
El ex – ministro Wladimiro Alvarez (Expreso, 28 abril 2008) recuerda que una de esas concepciones limitativas a la inversión extranjera, fue la que se plasmó al inicio de los años 70, dentro del Pacto Andino, con la célebre Decisión 24 del Acuerdo de Cartagena, del cual nuestro país fue uno de sus más disciplinados ejecutores.
Alvarez rememora que, en aquel entonces, un Canciller brasileño dijo con mucha sabiduría “Yo no sé si esa limitación a la inversión extranjera beneficiará a los países que la han adoptado. Lo que sí estoy seguro es que esa Decisión 24 beneficiará a Brasil, que no forma parte de los países andinos”. Y tuvo razón.
“Desde entonces, con altos y bajos, la economía brasileña se ha convertido en una de las más fuertes de América, y en uno de los sistemas más atractivos para la inversión nacional y para la inversión extranjera. Nuestro país, por su parte, se esforzó durante muchos años por fortalecer su legislación societaria y empresarial brindando confianza y seguridad a los inversionistas, trató de descartar ideologías extremistas que satanizan el papel del empresario y de la inversión, y puso en vigencia un conjunto de políticas y leyes,…”. Pero, “desafortunadamente, con el actual gobierno ,…no entienden la importancia que tiene la inversión para el desarrollo de un país, para mejorar la producción y la productividad, para volver a nuestro país más competitivo, para contribuir a su desarrollo económico y social, para la generación de puestos de trabajo, y, en definitiva, para que la gente pueda mejorar sus condiciones de vida”.
Con esa persecución, y las continuas modificaciones unilaterales que se hacen de convenios o contratos públicos, así como por resoluciones gubernamentales, sentencias insólitas de jueces y tribunales, y la inestabilidad política que producen inesperados cambios en los gobiernos y en sus decisiones. La última, referida a la renuncia al arbitraje del CIADI (Banco Mundial), para rehuir de las responsabilidades por las reclamaciones internacionales planteadas por algunas petroleras, pasa a su vez por desproteger la seguridad jurídica de la inversión externa muestra que estamos empeñados, otra vez, en... patear la inversión, aseveró Alvarez.
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