miércoles, 20 de enero de 2010

5.6. Es suicida reactivar la economia con las reservas


De acuerdo con el Gobierno, no se necesitan reservas monetarias -a propósito de la implementación del Programa de “Repatriación de la Reserva Monetaria Internacional”-, para respaldar la economía nacional, aunque si reconoce que el ahorro nacional debe ser canalizado a buenas inversiones y por eso casi no se necesita ahorro líquido.
Mas, para Pablo Lucio Paredes (El Universo, 5 septiembre 2009) en el Gobierno se olvida (¿o desconoce?) que una inversión esencial es en estabilidad para evitar ciclos (subidas y bajadas) que afectan a los más pobres, y eso se logra con fondos de ahorro líquidos para aplicar la filosofía de “vacas gordas y flacas”.
Es increíble, anota Lucio Paredes, que el Gobierno plantee esto, cuando la existencia de una reserva de 6.500 millones (acumulada contra la filosofía gubernamental) en septiembre del 2008 es la que permitió mantener a flote la economía (sino, ¿por qué el Gobierno giró más de 4.000 millones de esa reserva que supuestamente no era necesaria?). Tienen que existir recursos líquidos y no pueden estar invertidos en el país a largo plazo (a través de la CFN, por ejemplo), si no dejan de cumplir su función. Es costoso pero sano.
Si el Gobierno concreta la repatriación de 2.555 millones de dólares de la Reserva Internacional de Libre Disponi-bilidad (RILD), el saldo de esa cuenta (colchón financiero) bajaría en 53% (Expreso, 24 oct 2009). Los recursos depositados en la reserva -que hasta el pasado 16 de octubre alcanzaban los USD 4.799 millones- son los únicos ahorros con los que, por ahora, cuenta el país. Con la repatriación la RILD se situaría en alrededor de USD 2.244 millones.
La posesión de grandes reservas es vista como un indicador de la fortaleza de la moneda local y de la economía toda, pues refleja el apoyo que hay detrás de la moneda y del respaldo a las transacciones internacionales. En cambio unas reservas que disminuyen o son pequeñas (como es el caso del Ecuador) pueden ser indicativas de un inminente pánico bancario o de “default”, esto es, en situación de “suspensión de pagos, cesación de pagos o quiebra”.

“Si aconteciera un despilfarro estaríamos ante una suerte de indefensión económica. Es absolutamente suicida sostener el desarrollo o la reactivación exclusivamente en la disponibilidad de estas reservas”.

Es que nuestra RILD pasa por ser por demás frágil y preocupante, si la comparamos con la de nuestros vecinos que a fines de agosto 2009, disponían: Colombia (USD 24.872 millones), Perú (31.615), Chile (25.053) Brazil (215.744). Sólo con nuestros países vecinos, somos muy poca cosa en reservas y garantías.
De otra parte, varias veces el Gobierno ha dado más plata para vivienda o producción, con resultados frustrantes. Abelardo Pachano remarca (El Comercio 30 octubre 2009) que “la banca pública no tiene capacidad operativa y las condiciones de los créditos tienen un veneno mortal por las escasas garantías y baja capacidad de pago de las personas a quienes se pretende atender, a lo que se suma la débil demanda crediticia. Las empresas no quieren endeudarse porque no se sienten seguras,…Entonces ofrecer más plata no resuelve el problema. Por ahí no está la solución. Le pueden empachar al país con tanto mal gasto que dañará otra vez la balanza de pagos”.
Así como en democracia se necesita del equilibrio entre los distintos poderes del Estado, Abelardo Pachano (El Comercio, 19 diciembre 2009) destaca que “en economía es indispensable contar con instituciones que puedan, emitir opiniones libres, independientes y asumir decisiones que corrijan el rumbo cuando sea necesario. Sin ellas, el país pierde los controles que pueden evitar daños sociales incuantificables”.
Pachano señala que, “la decisión de invertir parte de las reservas internacionales en bancos estatales es inédita en la historia del país. Las reservas internacionales que son eso y no otra cosa, es decir fondos ahorrados por el país sirven para defenderlo en circunstancias especiales y están en el exterior para no contaminarles de las crisis internas. Se las mantiene en cuentas muy líquidas en las cuales no interesa tanto la rentabilidad cuanto la seguridad y disponibilidad para utilizarlas al momento que se las requiere. Ahora, ponerlas en depósitos a largo plazo de bancos públicos nacionales bajo el pretexto de apoyar a la producción nacional, rompe todas las normas de prudencia y sanidad económica que ha existido desde la fundación del BCE y acaba con el concepto de reserva”.

El BCE “es una institución que dentro de sus responsabilidades actúa como agente financiero del país y, para ello, las reservas internacionales sirven de respaldo en la creación de un ambiente de confiabilidad mundial e interna sobre la solvencia de su economía. Traerlas para promover la producción es un sofisma peligroso porque desampara a toda la sociedad y pone en riesgo la sostenibilidad del esquema en vigencia”, acota Pachano.
De su parte, Mauricio Pozo señala (Diario Hoy 21 diciembre 2009) que “En más de 30 años de estar vinculado al estudio y seguimiento de temas macroeconómicos, no he conocido una decisión tan alejada de la técnica económica. Un real despropósito que atenta seriamente contra un eterno principio constitucional que expresa claramente la necesidad de preservar la seguridad de las reservas internacionales (RILD). Es inconcebible que se vulnere el principio universal vigente en todos los países del mundo de cómo deben administrarse las reservas.

Con al entrega de la RILD a la banca pública, lo que realmente se está haciendo, anota Pozo, es cambiar el concepto de reservas por créditos, pues ni los pagarés ni los documentos que respalden los préstamos podrán utilizarse si se los requiere en cualquier momento. ¿Acaso una baja del precio del petróleo, por ejemplo, va a suplirse con pagarés? ¿Van a pagar al exterior importaciones públicas o van a atender la deuda externa pública entregándoles estos documentos? O, si necesitan esos fondos, ¿van a declarar de plazo vencido los préstamos otorgados para poder recuperar la liquidez? No, señores.
Esa plata prestada, acota Pozo, ya dejará de ser reservas y será simplemente préstamos que ojalá algún día se recuperen, pues la banca pública es bastante mejor prestando que cobrando.
Y se ha mencionado también, resalta Pozo, que si estaba esa plata en el exterior financiando otras economías sin garantías cómo van a pedir garantías en el Ecuador. Otra barbaridad. ¿Cómo pueden comparar una inversión en, digamos, “Bonos del Tesoro Americano” que tiene “cero riesgo” y es el papel más seguro del planeta, con un pagaré que respalde un préstamo a un cliente ecuatoriano? Esto debilita seriamente la dolarización, le deja casi sin reservas al país y, encima de todo, usa plata del IESS para prestar, pues esos depósitos son parte de la reserva.
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