
Haití, Venezuela, Paraguay y Ecuador son los países más corruptos de Latinoamérica, según el informe anual de Transparencia Internacional (TI) difundido ayer (El Universo, 18 noviembre 2009).
En su Índice de Percepción de la Corrupción 2009, el TI dice que de los 31 países de América incluidos, 10 obtuvieron una puntuación superior a 5, mientras que en 21 de los casos fue inferior, “lo que demuestra un serio problema de corrupción”.
El índice analiza los niveles de corrupción en el sector público de 180 países. Tiene una escala de 0 a 10, indicando las puntuaciones menores niveles elevados de corrupción y las mayores niveles bajos.
Entre las naciones latinoamericanas, Chile (6,7), Uruguay (6,7) y Costa Rica (5,3) fueron las únicas incluidas en el grupo con una puntuación mayor a 5.
De otra parte, Canadá continuó ocupando la primera posición en América, con 8,7 puntos; seguido por EE.UU., que se mantuvo en 7,5, “pese a la preocupación generalizada sobre la falta de control del sector financiero por parte del gobierno”.
En el otro extremo se encuentra Haití que obtuvo 1,8 sobre 10 puntos, mientras que Venezuela 1,9, Paraguay 2,1 y Ecuador 2,2. “Estos países requieren instituciones sólidas y transparentes que puedan facilitar su más que necesario desarrollo económico”, según el informe.
Las puntuaciones bajas de la mayoría de países latinoamericanos “reflejan el hecho de que las instituciones débiles, las prácticas de gobernabilidad deficientes y la excesiva injerencia de los intereses privados continúan frustrando las iniciativas tendientes a promover un desarrollo equitativo y sostenible”, dice TI.
El informe anota que los periodistas de la región enfrentan un entorno cada vez más restrictivo y varios países sancionaron proyectos de ley destinados a silenciar al periodismo crítico, lo que atenta contra la libertad de prensa. Y, los países con conflictos recientes o con regímenes dictatoriales o autoritarios son los que mayores problemas de corrupción sufren, no así los que viven en democracia sostenida.
En el caso del Ecuador (Diario Hoy, 22 noviembre 2009), el talón de Aquiles de la lucha contra la corrupción es la impunidad de los presuntos responsables de la mayoría de escándalos que sacuden a la opinión pública. La crisis de las instituciones, la desconfianza en la justicia y el débil imperio de la ley, son tierra abonada para el aprovechamiento impune de los bienes o el poder público en beneficio particular. La baja calificación del Ecuador solo confirma que la corrupción se mantiene en el país como un mal crónico.
Así, la anticorrupción no ha llegado todavía al país. La famosa "revolución ciudadana", se quedó sólo en el discurso.
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