viernes, 19 de febrero de 2010

16.30. Defensa del antiperiodismo, la manipulacion y la autocracia


Omitir un hecho noticioso de interés colectivo no solo es antiperiodístico (porque muchos ciudadanos ya conocen la noticia por otros medios y quieren verificarlo o ratificarlo en el de su preferencia) sino inmoral. Y esto se da especialmente en los medios que controla el Gobierno.
Frente a esta realidad, Rubén Darío Buitrón (El Comercio, 30 enero 2010) cuestiona y pregunta: ¿Qué derecho nos asiste a los periodistas o a los medios para tomar este tipo de decisiones a espaldas de la realidad, a espaldas de la gente a la cual, supuestamente, nos debemos? ¿Con qué autoridad ética y profesional hablamos de “periodismo ciudadano”, “nuevo periodismo”, “periodismo público” o “periodismo alternativo?
Buitrón destaca que cualquiera de esos eufemismos tan solo sirven para ocultar que no hacemos periodismo o que lo hacemos mal, porque en este oficio no es asunto de colocar lemas o etiquetas rimbombantes: hacer periodismo es cuestión de hacer periodismo.
Entonces, ¿qué periodismo practican los medios que no publicaron la noticia sobre la detención abusiva del ciudadano Carlos Julio Solano?
A los medios que tantas etiquetas se han puesto -en especial la de “públicos”-, Buitrón les recuerda que Carlos Julio Solano es el ciudadano sobre quien cayó todo el peso del poder político y policiaco en un patético episodio en Machala, al paso de la caravana que acompañaba al Presidente Correa.
Si no vieron las fotografías o las tomas que aparecieron en “la prensa corrupta” (como dirían ustedes) les invito a hacerlo, aunque sea a escondidas: será una buena manera de entender lo que realmente pasa en el país y cuál debiera ser su papel como periodistas.

Si hoy no tuviéramos “prensa corrupta”, como es el ardiente deseo de militantes, intelectuales y funcionarios, no nos habríamos enterado de cómo la revolución trata a sus ciudadanos, de cómo quien debe dar ejemplo de tolerancia y sensatez persigue por las calles a alguien que con un mal gesto de sus manos mostró descontento, de cómo quienes tienen la obligación de proteger la seguridad de los ciudadanos detienen violentamente a una persona, la arrojan al balde de la camioneta policial y presionan su cabeza contra el piso.

Ahora que tanto se habla de controlar, regular y transparentar es el momento de que los medios gobiernistas admitan que sus posibles intenciones de hacer periodismo distinto al de la “prensa corrupta” choca con la razón de Estado, que su papel proselitista no es informar sino propagandizar, que su trágico destino es servir a quienes, desde el altísimo poder, intentan ocultar la realidad.

Una oportunidad de oro contra el autoritarismo y la manipulación mediática

Xavier Neira Menéndez (Diario Hoy, 1 febrero 2010) resalta los criterios vertidos por Mauricio Rodas, director de la Fundación Ethos respecto de la necesidad de regular la propaganda del Gobierno. Y se refiere sobre el tema en los siguientes términos:
Como “oportunidad de oro”, calificó Mauricio Rodas, a la propuesta ciudadana para que se incorpore a la controvertida Ley de Comunicación, que la Asamblea Nacional discute, un capítulo que regule las cadenas nacionales y la publicidad estatal, conforme al modelo de Gobierno responsable que promueve dicha fundación.
En varias entrevistas, Rodas ha sido contundente al sostener que la "revolución ciudadana" ha desnaturalizado a tal punto la rendición de cuentas sobre su obra de Gobierno que las cadenas nacionales (solo en 2009 fueron 230), las sabatinas (52) y la incontable publicidad oficial han perdido el carácter informativo que siempre debieron tener y se han convertido en instrumentos políticos para el lavado de cerebro (algunos son verdaderos soporíferos), aprovechando el desencanto ciudadano y la frustración colectiva que eligió a Correa buscando el fin de una era y no el simple cambio de caras, con iguales o peores prácticas. Desde 2006, el pueblo se ha sentido apalancado por el discurso redentorista de Correa.
Salvo las políticas sociales -que Neira reconoce- que han revalorizado la adhesión popular al mandatario, se imponen para regular toda la publicidad oficial, como lo propone Mauricio Rodas, pues el neo-imperialismo que nos gobierna pretende sojuzgar la información y la libertad de pensamiento.
Es que es la aplicación de la revolución proletaria, la lucha de clases, el yo colectivo y otras monsergas que predicó el fracasado materialismo histórico en la primera mitad del siglo pasado, y que colapsó con la caída del muro de Berlín en 1989. El socialismo del siglo XXI la ha maquillado en una revolución semántica que elimina las asperezas de la terminología comunista y que se cobija en el correismo, con la colaboración -ingenua o desfachatada- de algunos Kerenkys criollos, aplicando tácticas populistas y tercermundistas sin duda exitosas hasta hoy, electoralmente hablando, y que han sido inéditas -salvo el recurrente culto a la personalidad, al costo que sea- en la realidad socio política del Ecuador.

Link: www.ticsdemanabi.net

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