
Las falencias que tiene la educación en el país, no ha sido superadas. El aumento de algunas partidas de profesores, construcción de aulas escolares, dotación de computadoras o “Escuelas del Milenio”, no ayudan a superar las deficiencias de la educación.
18.23.1. Analfabetismo no se ha reducido
El pasado 8 de septiembre el ministro de Educación, Raúl Vallejo, declaró al Ecuador como una “patria alfabetizada”. Sin embargo, hace pocos días, el INEC reveló que el país no está libre de analfabetismo.
El Ministerio hizo esta declaración basado en un estudio de la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO); pero uno de los representantes de la institución asegura que en su informe se advertía que las cifras eran sólo proyecciones.
Juan Ponce Jarrín, Subdirector de la FLACSO destacó (Diario Hoy, 3 febrero 2010) que el Régimen usó cifras de la Flacso, a pesar que se recomendó no hacerlo. Obedeció a un momento político y a una oferta de campaña. El ministro habló sin fundamentos técnicos.
En el informe, anota Ponce, fuimos claros en decir que el 2,7% de analfabetismo se aplicaba a nivel de ciertos cantones y lo mejor era esperar la encuesta de hogares del INEC, que arrojó una tasa del 7,7% a nivel nacional.
En esto, los estudiantes alfabetizadores hicieron su trabajo, pero hubo recursos que no fueron bien canalizados. Muchos “alfabetizados” no son capaces de leer y escribir de forma independiente, lo que demuestra que faltó eficacia.
Para confirmar la ligereza con la que el Gobierno trató el tema -quizás en su premura por exhibir resultados de los tres años de gestión “revolucionaria”-, el propio Instituto de Estadística y Censos (INEC), organismo estatal, reveló hace poco que, al contrario del triunfalismo de las declaraciones oficiales y de Correa a la cabeza, entre 2008 y 2009 antes que bajar el índice, subió, al pasar del 7,62% al 7,79% la tasa de ciudadanos que no saben leer ni escribir (Editorial El Comercio, 3 febrero 2010).
Se trató, entonces, de una negligencia culposa que indujo al engaño y que, al menos, debería merecer una investigación y sanción administrativa a todos quienes lo usaron con fines propagandísticos y proselitistas.
18.23.2. Proceso amañado e ineficiente
Ponce señala que la información que manejaba el Ministerio de Educación nunca fue sistematizada. El Ministerio no era capaz de entregar de forma inmediata las listas de personas que, supuestamente, fueron alfabetizadas y hubo que hacer dos talleres con los técnicos de las direcciones provinciales de Educación para levantar una base de datos.
Allí, los funcionarios entregaron nombres y apellidos, pero en muchos casos no existía la cédula de identidad del alfabetizado lo cual se puede prestar a errores. Además, No hubo control de asistencia, ni seguimiento a las personas que llegaron a alfabetizarse. Tampoco hubo informes de supervisión.
En un análisis de Cordes, (Diario Hoy, 2 febrero 2010) se exponen cinco hipótesis para explicar la errada inferencia de una reducción de la tasa de analfabetismo que no corresponde a la realidad: 1) subcobertura de los programas de alfabetización: de los 700 mil analfabetos, solo 95 mil declaran haber participado en algún programa de alfabetización los últimos tres años según la Encuesta de 2009; 2) en muchos de los programas, participaron personas que ya eran alfabetas: los colegiales obligados a alfabetizar se encargaban de ubicar a los analfabetos, y no se contó con mecanismos para verificar esa condición de las personas seleccionadas; 3) los programas tuvieron altos niveles de deserción; 4) problemas de eficacia de los programas: entre los que los terminaron, solo el 10% declaró poder leer y escribir un párrafo con facilidad; 5) problemas de registro de la información: no se centralizó en una base de datos a escala nacional. La apresurada declaración de "Patria Alfabetizada" exige una explicación que, además, permita reorientar los programas para doblegar el analfabetismo.
Bajar la tasa de analfabetismo, anota a su vez Ponce, un 1% en tres años no significa ningún avance ni nada extraordinario, dado que lo mismo hicieron otros Gobierno. Es verdad que el Régimen ha triplicado la inversión en educación, pero el resultado es el mismo y eso da cuenta de un problema de eficiencia en política educativa.
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18.23.3. Para un proceso alfabetizador efectivo
Ponce acota que para que se den cambios y se elimine el analfabetismo, hay que partir evaluando este último proceso con toda claridad y apertura, reconociendo los errores. Pero este reconocimiento de errores se lo debe hacer con la misma magnitud que se hizo la presentación del error. Que no quepe dudas.
Vallejo presentó la declaratoria con estadio lleno en Manta, luego en los enlaces del presidente y lo más tenaz en el Foro Mundial de la Unesco en París.
Y lo menos que merece la ciudadanía es una cadena nacional en la que digan "nos equivocamos".
Luego vendría la sanción a los responsables del engaño, así como, la formulación de un comprensible Plan Estratégico de Eliminación del Analfabetismo, que cuente con los recursos económicos y técnicos suficientes y con veeduría, como con el “Contrato Social”, por ejemplo.
Lamentablemente, nuevamente el Gobierno ha entrado a manipular la política educacional y a estafar la fe pública de los ecuatorianos. El Ministerio ha adoptado la insólita decisión de dar un paso atrás en su declaratoria de “Patria alfabetizada” y, sin más, cambiar a “Patria alfabetizándose” (El Comercio, 3 febrero 2010). Y las metas, y las estrategias y los presupuestos. Nada
18.23.4. Educación sigue siendo mediocre, especialmente en el ámbito rural
Durante décadas, muchos analistas y políticos demagogos han sostenido que la solución "revolucionaria" para la educación en el Ecuador es solamente cuestión de incrementos presupuestarios, y surgieron así propuestas constitucionales que sonaban lindas, como el del 30% del Presupuesto del Estado para educación.
Nadie discute la importancia de contar con recursos suficientes, pero lo fundamental es alcanzar una educación del mejor nivel, competitiva internacionalmente, moderna y científica.
Con su habitual demagogia, este Gobierno ha hecho un despliegue publicitario enfocándose en el notable incremento de los gastos que ha hecho en el sector social, comparándolos con los menguados aportes brindados por los Gobiernos anteriores.
La cantidad de recursos que el Gobierno de la revolución ciudadana ha recibido por los altos precios del petróleo es incomparable no solamente con los últimos Gobiernos, sino probablemente desde el inicio de esta etapa democrática. Pero, ¿las inversiones en general han sido adecuadod?
Raúl Jervis Simmons (Diario Hoy, 5 febrero 2010) destaca que, luego del show con sus socios de la misma izquierda retrógrada y reaccionaria que ha manejado y sigue manejando la educación pública en el Ecuador, ¿ha cambiado algo que no sea la eliminación de cualquier tipo de pago que involucraba con derechos y obligaciones a la comunidad, mientras que ahora dependen de la voluntad omnímoda de las autoridades y de la "lealtad" que profesores y directores deben tener con el Régimen, práctica muy habitual en el clientelismo de los Gobiernos fascistas?
Jervis anota que es bueno que se tecnifiquen algunas escuelas populares y que, ojalá lleguen a tecnificarse todas: con menos gastos en publicidad. Mientras tanto, la educación privada, a la que accede solo un mínimo de la población, incluidos los hijos del presidente de la República, seguirá siendo infinitamente superior.
De otra parte, acota Jervis, tampoco la calidad de la educación mejorará si se insiste en prácticas antiguas y fracasadas del centralismo y no se propende a la lógica descentralización, por ejemplo hacia los municipios, que por su efectividad ha sido exitosa en los países industrializados o a los éxitos alcanzados por la izquierda progresista, como en Chile o Brasil, y no los fracasos de los pseudoizquierdistas de Venezuela o Cuba.
18.23.5. Educación sigue en espera
Que se ha incrementado el presupuesto y se han dado ciertas transformaciones que apuntan a mejorar la calidad de la educación básica y media, es cierto. Ello, no obstante, van quedando para el futuro -que bien puede ser nunca-, decisiones de una trascendencia tal como que en el futuro sin una fuerte voluntad política -infrecuente entre nosotros-, lo que va lográndose vuelva a lo mismo: el país de nadie, más bien dicho, el de la camarilla gobernante.
Son los pasos pendientes, los angoras, un desafío para el Gobierno. A lo mejor se hallan en el limbo, pues son los que demandan mayor camiseta, decisión y empeño, justamente por las resistencias feroces que pueden levantar.
Rodrigo Fierro Benitez (El Comercio 4 febrero 2010) destaca, por ejemplo, que la situación de nuestro país en cuanto al ingreso a los centros de educación superior debería incluirse en una etapa africana, superada hace décadas por los países civilizados. Los miles de bachilleres que luchan por un cupo a los cursos preuniversitarios ofrecen un espectáculo inaudito, de características primitivas, y tanto como que entre los que no logran tal propósito pueden hallarse los mejor dotados.
El absurdo no queda ahí: universidades y politécnicas que no cuentan con los recursos que se requieren para modernizar sus laboratorios, digamos, derrochan sus energías y sus posibilidades en organizar esos cursos preuniversitarios, con el agravante que el currículo no es el mismo a nivel del pequeño país. En Cartas a la Dirección, de este Diario, un bachiller manifestó su inconformidad al señalar que: “Un amigo de Brasil me contó que existía un solo curso preuniversitario para todas las carreras, y solo los mejores puntuados podían optar por la carrera de Medicina”. Desde luego que a universidades y politécnicas no les queda más recurso que organizar preuniversitarios con el propósito de evitar que bachilleres sin una mínima formación y sin la capacidad necesaria inicien carreras profesionales de nivel superior. Es tal el empeño que ponen las víctimas de los pésimos colegios, que para aprobar el preuniversitario se ven en la necesidad de recibir clases adicionales por ayudantes de cátedra o profesores de institutos particulares que viven de tal actividad. Algunos ni con tales auxilios aprueban el preuniversitario, mejor llamarlo propedéutico, dada la orientación que tiene.
A nadie se le ocurrirá negar que es de responsabilidad del Ministerio de Educación formar bachilleres capaces de iniciar estudios superiores, como también cuestionar lo que es usual en los países civilizados: un examen de aptitudes y conocimientos, organizado por un Estado responsable, al que deben someterse todos los bachilleres que se decidan por una carrera universitaria.
Y mientras no se operen cambios cualitativos significativos, la educación seguirá a la deriva. Niños y jóvenes pasarán por los centros educativos, sin pena ni gloria. Sin los conocimientos y destrezas necesarias para empatar con las demandas de los mercados.
Link: www.ticsdemanabi.net
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